sábado, 20 de agosto de 2011

CHAMPIONS LEAGUE DEL 2011

BARCELONA 3-MANCHESTER UNITED 1-FINAL CHAMPIONS LEAGUE

El Barcelona consigue en el estadio de Wembley en Londres su cuarta Copa de Europa tras imponerse al Manchester United en un gran partido. Pedro adelantó a los azulgrana y Rooney empató antes del descanso. Leo Messi y David Villa cerraron el resultado en la segunda mitad.




Leo Messi, con una actuación sublime, dio al FC Barcelona la cuarta Liga de Campeones de su historia (3-1) en una final que solventó con autoridad el equipo de Pep Guardiola, con un fútbol de altura en el segundo tiempo. Pedro, Messi y Villa firmaron el triunfo azulgrana con un festival de gran juego, una exhibición fantástica que dejó al Manchester United muy lejos del nivel del Barcelona.

No hubo color. Pedro adelantó al FC Barcelona a los 27 minutos. Wayne Rooney acortó la ventaja en el 34 tras un claro fuera de juego anterior de Ryan Giggs. Y con el 1-1 se llegó al descanso.
Marcaron sus tres delanteros, Pedro, Villa y Messi, que regaló otro partido extraordinario; en el centro del campo dio un recital el maestro Xavi, los ojos y la cabeza de este conjunto; Piqué demostró que está entre los elegidos, entre los mejores centrales del mundo; y Valdés transmitió esa seguridad invisible que uno sólo aprende a valorarla cuando la pierde. Y junto a ellos Eric Abidal, el corazón del Barcelona, que emocionó con solo verle en el campo. Nadie disfrutó de la final más que él, porque quizá nadie sabe valorar y disfrutar de la vida como él. Apenas tuvieron influencia las imprecisiones de Alves o la irregularidad de Iniesta. Adonde ellos no llegaron sí lo hicieron sus compañeros.

En toda la noche, el Barcelona apenas pasó diez minutos de apuro. Fueron los primeros e invitaron a pensar un desarrollo engañoso del choque. Fue un comienzo de partido mentiroso, que nada tuvo que ver con la realidad. El United salió en busca del Barça, presionando muy arriba y adueñándose del balón y del partido. Apenas necesitaba unos segundos en recuperar los balones que perdía y tardaba aún menos en buscar la espalda de los centrales con pases en largo que buscaban a Chicharito. El mexicano decepcionó y a los defensas del Barcelona no les hizo ni cosquillas.
Fueron diez minutos de dudas y de falsa incertidumbre, con Park convertido en un inseparable compañero de viaje de Messi y con Pedro y Villa algo desubicados por ese cambio de banda que decidió Guardiola. El Barcelona no se reconocía, pero cuando apareció lo hizo a lo grande. Surgió Xavi, comenzó a acariciar la pelota y se invirtió la tendencia del partido. El Barça había llegado a la final para adueñarse de ella y de la Copa. El United comenzó a sobrevivir gracias a los oportunos cruces de Vidic en defensa, a los robos del incansable Park en el centro del campo y a las intervenciones de Van der Sar. Argumentos insuficientes para resistir en pie ante este sublime Barcelona.

Avisó Pedro al cuarto de hora, cuando falló una ocasión inmejorable, y apareció por partida doble Villa poco después. En la primera su tiro salió algo desviado, en la segunda el balón acabó atrapado por los guantes de Van der Sar.

Lo que vino después fue un vendaval de fútbol, un tornado de juego que se llevó por delante todo lo que encontró a su paso. Abrió el camino hacia la gloria Pedro después de un espectacular pase de Xavi mirando al tendido. Sus ojos miraban hacia la izquierda mientras enviaba el balón a la derecha.

Respondió el United de la única forma posible, con Rooney y gracias a una posición irregular. Rooney recibió el pase de Giggs, que inició la acción en fuera de juego. No fue la primera queja de los jugadores del Barcelona al árbitro, al que reclamaron antes un posible penalti por mano de Evra. La superioridad del Barça fue tan grande que el error de Kassai se quedó en una simple anécdota.

La facilidad con la que terminó jugando el Barcelona en el primer tiempo se multiplicó en la segunda, convertido en un baile en el que los azulgrana se movían con el balón en los pies mientras los jugadores del United miraban impotentes, reducidos a la mínima expresión. Pocas veces se había visto en una final de Liga de Campeones una diferencia de fútbol tan grande entre los dos rivales.

Sólo quedaba ya un equipo en pie y la consecuencia lógica fueron dos nuevos tantos. El primero llevó la firma de Messi, con un gran disparo desde fuera del área, que sorprendió a un Van der Sar descolocado. David Villa fue el encargado de cerrar la cuenta, el partido y la Champions con un golazo que trasladó al marcador la verdadera diferencia entre Barça y United. Y entre medias, Messi pudo hacer el tanto de la noche y quizá de la temporada, con una maniobra que trató de culminar con su tacón.

El segundo tramo fue un recital del FC Barcelona. Leo Messi tiró de catálogo, firmó en el minuto 54 un golazo espectacular tras un disparo desde fuera del área y redondeó la final David Villa en el 69 con otro tanto soberbio. En el aspecto defensivo, Javier Mascherano rubricó un partido sobresaliente. Suplió con valentía la ausencia de Carles Puyol, quien 'tocado' vio el partido desde el banquillo y solo Puyol en el minuto 88 por Dani Alves.

Van der Sar fue la estrella del United. Salvó, a sus 39 años, al United de una goleada sonada. El Barcelona acabó el partido con unas estadísticas inolvidables y con una posesión de balón de un 65 por ciento frente al 35 por ciento del Manchester United. (elpais.com)

El fútbol ganó la Liga de Campeones. Más concretamente el fútbol del Barcelona, que en una final de altura se vistió con su mejor traje y ofreció una versión exquisita para confirmarse como el mejor equipo del mundo. El Barça conquistó su cuarta Copa de Europa y no hay duda de que es el mejor anuncio posible para este deporte. No hay mejor campaña para publicitar el fútbol que ver jugar al Barcelona, un equipo que no ha alcanzado la brillantez de hace dos temporadas, porque quizá nunca volverá a llegar a ese nivel, pero que volvió a demostrar que nadie es mejor que él.

Es un conjunto construido para ganar, para disfrutar y para divertir. Convirtió el partido en una fiesta y armado con el balón borró del campo al Manchester United, que apenas logró sobrevivir diez minutos, los primeros del encuentro. Fue una lección en toda regla, una demostración de una superioridad apabullante, indiscutible, incuestionable. El Barcelona tiene la virtud de hacer peores a sus rivales y esta vez su víctima fue el United, que acabó convertido en un conjunto menor, sin argumentos para contestar el juego del Barcelona, que comenzó con dudas y acabó desatado, arrollador. Pasó el rodillo y trituró a los ingleses con naturalidad, sin levantar la voz, a base de juego, de pases y de una pegada demoledora. En definitiva, a base de fútbol.

1 comentario:

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