lunes, 5 de agosto de 2013

PUEDO, PERO NO QUIERO

Casillas bautizado santo, Xavi e Iniesta consagrados como pareja y Villa como ejecutor, plantaron la semilla de su fama en la maravillosa Eurocopa de Austria y Viena. Dani Güiza ganó su plaza para aquel torneo en el Mallorca, donde solo en Liga anotó la friolera cifra de 27 goles, la mayoría fantásticos. Pese a la feroz competencia (Torres y Villa, ni más ni menos), Luis Aragonés contaba con el jerezano; le dio la prórroga frente a Italia, casi toda la semifinal contra Rusia y parte de la final frente Alemania. Güiza respondió con dos goles y mucho juego.

Tras triunfar en el verano de 2008, la cosa se vino a pique. Dani siguió los caminos del parné y terminó perdiendo la ilusión por el balón. Turquía le alejó de su entorno, esfumándose así un ariete notable, el punta español que mejor iba al espacio. Los incansables movimientos de Villa y la velocidad rompiendo líneas de Torres se resumían en una figura, Güiza. Era el más fino desmarcándose, sus desplazamientos eran impredecibles para los defensas adversarios. Alguna idea extra con la pelota en los pies hubiera sido el añadido ideal para su fútbol pero en la vida no se puede tener todo. Ahora que aterriza en Paraguay, apetece recordar lo que fue y lamentar la mala gestión que hizo del éxito nacional.

2 comentarios:

  1. Güiza genio y figura hasta la sepultura ;)
    Saludos

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  2. Su ex-mujer y las fiestas le han echado ha perder!!
    Fue un gran futbolista que se dejaba la piel en cada encuentro.

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