La niñez de Eñaut llegó a su
fin con tan solo cinco años, cuando a eso de las cinco y media de la madrugada,
mientras dormía en su habitación soñando con convertirse en portero de la Real,
unos desconocidos entraban en su cuarto para sacarle en brazos de la cama y
llevarle a casa de su abuela. Mientras le sacaban de una casa atronada por
golpes, gritos y disparos, pudo ver cómo esa gente que acababa de asaltar su
casa, se llevaban a sus padres y a los tres hombres que llevaban un par de días
viviendo en su casa. Era 16 de abril de 1989 y la Guardia Civil acababa de
asestar un duro golpe al Comando Éibar de ETA en Ondarroa.

De esta forma, la familia
Zubikarai recibía un segundo mazazo en menos de diez años, duro golpe ya que en
1980 Jesús María Zubikarai Badiola Jhisa, el hermano de Kandido, tío de Eñaut y
simpatizante de Euzkadiko Ezkerra, era
brutalmente asesinado a tiros por el Batallón Vasco Español, grupo de extrema
derecha, en un atentado del que no se conoce condena alguna hacia sus asesinos.
Quizás fuera esa la razón que empujaría a Kandido a colaborar con ETA, o quizás
no.