Desde que viera la final de la UEFA Europa League, por mi boca solo sale una palabra...Radamel Falcao. Porque desde el primer momento demostró que quería repetir trofeo y su entrega y lucha se vio recompensado con dos goles, el pichichi, la copa y lo mejor de todo, la admiración del mundo entero.
Una vez escuche "los gran jugadores
aparecen en los momentos importantes" y el colombiano ha demostrado que lo
es.
Registra 29 goles en los últimos 29 partidos en
la Europa League. Es el primer jugador en ser pichichi dos años consecutivos y además
ha marcado a todos sus rivales con la camiseta del Atlético de Madrid.
En Liga sus números siguen siendo
impresionantes, 23 goles en 33 partidos, marcando más del 40% de los goles.
Depredador como pocos, Falcao no sacia su hambre
de gol. No tiene techo y su límite lo marca él. Su relación intima
con el gol lo eleva a ser uno de los mejores nueves del panorama deportivo.
Sin embargo su aclimatación a la Liga española
no fue sencilla. A pesar de su cartel, los 45 millones que costó le exigían un
plus. Rendía, marcaba pero no cumplía las expectativas.
Su punto de inflexión llegó contra el Granada en
el Vicente Calderón, cuando marcó en el último minuto tras haber recibido un
tímido abucheo desde la grada. Aquel día comprendió que su cometido en el
terreno de juego era y es otro. Tocar el balón de cara, luchar todos
los balones y principalmente ver portería.
Un delantero clásico, que sobrevive en
el fútbol moderno.
La verdad que vaya acierto con el fichaje , ya nadie se acuerda del Kun . Un saludo ¡
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