La historia de Benoit
Assou-Ekotto podría catalogarse de inédita, al menos tratándose de un jugador
que degusta las mieles de la élite. Y es que para todos aquellos que no sabían
ubicar a este espécimen, quizás ahora puedan comprenderlo mejor. El lateral
izquierdo del Saint-Étienne, su actual equipo, ve la práctica del fútbol como
una manera de ganarse la vida, un camino que comenzó a labrarse en el Lens
junto a su hermano Mathieu.
De madre francesa y padre
camerunés, Francia vio nacer a un joven chico que pronto descubrió que su
empeño era más práctico si lo focalizaba hacia el fútbol antes que hacia los
estudios. Gozaba del don de los futbolistas y era una forma rápida de labrarse
la vida.
“Cuando se hizo definitivo
para mí fue a los 16 años, cuando me expulsaron de la escuela porque ya no
estaba prestando atención. No tenía nada que hacer y esto forma parte de mi
actitud hacia el fútbol. Le doy lo mejor de mí, siendo tan eficiente y
profesional, porque es todo lo que tengo”.
Y si quedaban dudas de si a Benoit
Assou-Ekotto no le apasiona el fútbol, fue claro en unas declaraciones al
diario ‘The Guardian’: “No es más que un trabajo. Si, es bueno, es un buen
trabajo y no digo que no me guste, pero no es mi pasión”, confesó. Una
sinceridad chirriante para el aficionado al deporte rey, pero llena de realidad
aplastante desde el punto de vista laboral.